Aunque ahora soy pobre como las ratas era mucho más infeliz cuando trabajaba, concretamente en una gran empresa de márketing viral y publicidad 2.0. Sobre el motivo de aquella depresión puedo decir lo que cualquier libertino: [...] "La publicidad online, mayormente, es una puta estafa".
Ayer me escribió la dueña de una mercería. Había encontrado buscando campañas baratas en Google mis referencias [...] Le dije que no [...] y quería explicarlo un poco más.
En los primeros momentos de la época de las redes sociales [...]. Se dio a entender que la publicidad online es la panacea porque es barata, es doméstica, está muy personalizada y puede elegirse sin problemas el target. [...] Y como este bulo terrorífico hace que tanta gente pierda su dinero, quería comentar por qué tienen éxito ciertas cosas y por qué el 99,9% de las campañas online son inefectivas.
Triunfan virales obstusos como los de Loewe y Desigual gracias al asco que provocan, pero está por ver si esto hace algún bien a las marcas. Triunfa la presencia de CocaCola o Vodafone, pero en el sentido que [...] quien más se anuncia no ofrece lo mejor, es, sencillamente, el que más cuota ha acaparado gastando pasta.
La psicología de Internet se basa en perder el tiempo, pero desde 2007 para acá se ha impuesto como dogma que la publicidad es invasiva y entorpece nuestro dolce far niente. Google se ha convertido en una aristocracia. [...] Muchísimos pequeños empresarios tratan a la desesperada de colarse ahí y dejarse ver, y son estafados por las empresas que gestionan la publicidad de estos soportes.
[...] Más allá de las estadísticas optimistas y trucadas que ofrecen las empresas publicitarias como anzuelo, estamos los internautas [...] Usted gastará muchísimo dinero en hacer una buena página, en hacer una campaña en Facebook y Twitter, en abrir un blog llamado “Las pequeñas cosas”, y solo habrá conseguido gastar su dinero para vestir este traje del emperador que podríamos llamar también “traje del emprendedor”.
¿Qué os parece este texto que he recortado de aquí?